Trampantojo del Foro de Caesaraugusta

Nuestro enfoque

El objetivo del proyecto estaba claro. No era otro que lograr que los viandantes tuviesen la sensación de que, a través de los ventanales del museo, podían asomarse al foro romano del S.II a.C.

Estábamos pues hablando aquí de implementar una técnica ya conocida desde el comienzo del humanismo, en la Florencia del siglo XV: el trampantojo. Literalmente "trampa ante el ojo".

Trata de lograr esta técnica artística la integración, lo más depurada posible, de un elemento visual plano en el entorno arquitectónico real. Para ello es preciso engañar a la vista, aprovechándonos de la ilusión lograda gracias a la perspectiva, el sombreado y otros aspectos ópticos. Bien pensado, estaríamos pues aquí ante una especie de Realidad Aumentada primitiva.

De este modo, en nuestro caso había que conseguir ese efecto de continuidad visual entre la arquitectura real del edificio, los edificios existentes actualmente en la plaza y la perspectiva de las imágenes retrospectivas, generadas a partir de una escena 3D.

Comenzamos la realización del proyecto por la generación de las imágenes virtuales. En VÓRTICE habíamos realizado años atrás una serie de audiovisuales sobre la Zaragoza Romana, creando para ello los modelos 3D del antiguo Foro de Caesaugusta.

Actualizamos completamente las escenas 3D empleando las modernas técnicas de shading PBR (Physically Based Rendering). Para ello rehicimos todas las texturas empleadas, pues en su momento los modelos se crearon para ser visualizados en vídeo Full HD 1080p, y este nuevo proyecto requería imágenes RAW de más de 10.000 píxeles de resolución, en su lado más largo.

Con la ardua tarea de reconstrucción del modelo del Foro ya concluída, pasamos a recrear en 3D las fachadas del edificio actual del museo. Con ello podríamos colocar la cámara a la altura de un espectador que mirase a través de los ventanales del museo, para ver el Foro en su correcta escala y geoposición.

Junto a los técnicos expertos en patrimonio del Ayuntamiento elegimos los puntos de vista haciendo cuadrar las perspectivas, y compusimos los encuadres incluyendo personas en 3D y otros elementos como neblina para crear una sensación más vívida. En cuanto a la iluminación se optó por una luz difusa sin sombras duras, para así lograr la mejor integración con el edificio del museo, con cualquier hora del día y climatología.

El siguiente paso fue ya renderizar las imágenes por secciones, en diferentes pases o capas que nos permitisen componer y ajustar a posterio, de forma personalizada, los niveles fotográficos de la imagen final.

Vista norte del Foro de Caesaraugusta (© VÓRTICE)

Vista sur del Foro de Caesaraugusta (© VÓRTICE)

Contando ya con estas recreaciones virtuales en archivos de imagen, teníamos claro que el soporte donde habían de imprimirse sería el vinilo, con lo que procedimos a realizar una batería de pruebas de impresión, explorando distintas técnicas y modificaciones del soporte.

La primera opción estudiada fue la del vinilo microperforado, impreso por las dos caras y colocado por el exterior del vidrio, sin duda es la que mejor permite apreciar el color y el contraste de la imagen, pero queda expuesta a las inclemencias del clima y al vandalismo. Además, resultaba demasiado protagonista en la fachada del museo por lo que se desestimó.

Pruebas de aspecto con vinilos exteriores

Por lo anterior acudimos a Femonsa, especialistas en todo tipo de cartelería especial, buscando opciones que pudiesen colocarse por la parte interior del vidrio. Las pruebas llevaron al limite las posibilidades que ofrece el soporte y la habilidad de los técnicos de Femonsa, combinando incluso laboriosos procesos que no se habían probado antes.

Finalmente los responsables de museos se decantaron por el vinilo supercristalimo microperforado colocado por el interior, impreso a dos caras con aplicación de una sucesión de capas de fondo negras y blancas, para así lograr realzar los colores de la imagen, tanto hacia el exterior como al interior.

Pruebas de aspecto con vinilos interiores

A partir de ese punto, como si de un enorme puzzle se tratará, las imágenes de casi 13 metros de largo por 2,5 metros de altura, se imprimieron por secciones.

Tras ello, se procedió a la instalación de los vinilos a lo largo de varias jornadas. Fue necesario desmontar parte del mobiliario del museo para acceder a los ventanales y ser precisos a la hora de hacer coincidir todas las diferentes secciones en su lugar correspondiente.