Blackmagic BRAW
Por Alfonso Sánchez Calvo
18-04-2020
La Cinematografía Digital en resolución de Ultra Alta Definición es, desde hace años, nuestro estándar de grabación en la producción de vídeo. ¡Qué le vamos a hacer si somos perfeccionistas!
La abrumadora mayoría de las películas que disfrutamos hoy en día en las salas de cine son producidas, distribuidas y proyectadas por medio de la tecnología digital. Permitidme que de forma llana tratemos a continuación algunos de los términos y procesos asociados.
En las películas rodadas en celuloide, las imágenes quedan fijadas en los millones de micro-cristales de la emulsión química del filme.
Frente a ello, con los modernos medios digitales las imágenes se registran codificando su brillo y color, asignándolos a cada uno de los millones de puntos o píxeles que componen cada fotograma.
Como ya es sabido la cantidad de estos píxeles determinan la resolución de la imagen, por ejemplo HD o UHD (2K, 4K, 6k, 8K, ...), donde una mayor resolución significa por lo general mayor definición, es decir mayor viveza en la representación de las formas y las texturas.
Junto a la definición, la calidad de imagen se mide por la cantidad de información que se puede registrar y asignar a cada píxel, en términos de brillo y matiz de color, lo que se conoce como profundidad de color. Cuanta mayor sea la información asignada a ese punto, mayor será su capacidad de reproducir la imagen original de forma fiel. No obstante almacenar toda esta cantidad de datos conlleva un gran inconveniente: ¡ocupa enormes cantidades de memoria!
En la actualidad, la mayor parte de las cámaras de vídeo (incluidas las de nuestros queridos "smartphones") recortan y compactan la información captada por sus sensores en archivos de tamaño manejable, aunque a costa de una merma en la calidad. Ese vídeo comprimido estará optimizado para representar el brillo y el color de manera eficiente, pero prescindiendo de determinados detalles y matices. A este respecto, existen multitud de formatos que comprimen vídeo según sea su resolución, tipo y nivel de compresión, los llamados codecs de vídeo.
Dicho esto, las cámaras profesionales de vídeo que realmente merecen ese calificativo, pueden grabar los datos obtenidos directamente del sensor antes de realizar cualquier proceso en la imagen, estos archivos son los también denominados RAW, al contener de manera “cruda”, o "en bruto", toda la información disponible que recibe el sensor.
Quizás resulte más fácil entender todo esto, poniéndolo en relación con lo que ocurre en el campo de la fotografía, donde una foto en formato RAW permite la modificación del brillo y del color sin aparente merma de calidad, mientras que un archivo comprimido (habitualmente en formato JPEG) cualquier manipulación supone una degradación evidente de la imagen.
Llevando ese mismo ejemplo a la cinematografía digital, podremos grabar tanto en formatos comprimidos estándar, admitidos profesionalmente por los medios de difusión (como por ejemplo los conocidos MPEG), pero además también registrar el vídeo en secuencias de imágenes en formato RAW.
En VÓRTICE venimos trabajando en Alta Definición y Cinematografía Digital desde el año 2004, empleando indistintamente cámaras profesionales tanto Sony como más recientemente RED y BlackMagic Design, garantizando así las mejores calidades de grabación y de postproducción de las imágenes.
Recientemente Blackmagic ha desarrollado un tipo de archivo RAW, denominado BRAW, que permite registrar imágenes más nítidas, con mayor información del color, y a su vez posibilita grabar con ciertos niveles de compresión y escasa merma de calidad, logrando con ello disminuir drásticamente el tamaño de los archivos generados. Este innovador codec hace accesible a todo tipo de producciones las mayores calidades que antes estaban reservadas a películas y spots de televisión de máximo nivel.
La perfecta ocasión para poner a prueba las bondades de este nuevo codec en un proyecto real, surgió con la solicitud por parte de La Macrobioteca e Iraide´s Cooking Lab, empresas dedicadas a la formación en técnicas de cocina saludable, de realizar un vídeo promocional sobre sus cursos.
De este modo, planteamos la realización del audiovisual con una de nuestras cámaras más ligeras, la impresionante Blackmagic Pocket Cinema Camera 4K, que permite grabar en BRAW. Nuestras conclusiones son las siguientes:
- Observamos que el material grabado (a resolución 4K) tiene una gran definición, con una textura orgánica en las imágenes cercana a la del celuloide y desde luego muy lejos del terrible aspecto sintético que ofrecen las cámaras digitales compactas.
- Además el metraje obtenido resulta muy flexible en cuanto a ajuste de brillo, contraste y color, a lo largo de toda la fase de la postproducción.
- Frente a los codecs tradicionales, que reducen los detalles cromáticos, con BRAW los tonos de piel son precisos, y los colores intensos y auténticos, pudiendo modificarse con precisión sin crear artefactos visuales.
A continuación os mostramos un fotograma BRAW, tal y como nos lo entrega la cámara (izq), junto a ese mismo fotograma, una vez se le ha sometido a postproducción de brillo, contraste y ajuste de color (dcha).
Como conclusión de lo expuesto, opinamos que este nuevo formato de grabación cumple con las expectativas, la calidad de imagen es superior a los formatos comprimidos permitiendo ajustes finos de color, brillo y contraste sin merma sobre la imagen fuente.
Además, con respecto a otros tipos de RAWs, los archivos generados son mucho más ligeros en términos de espacio ocupado en disco, sin merma en su velocidad de procesamiento, con lo que el flujo de trabajo no se ve ralentizado o encarecido con su empleo.
Dicho esto, solo resta invitaros a disfrutar de un extracto del metraje final. ¡Deseamos que os guste!